En el marco del experimento, los investigadores pidieron a un grupo de voluntarios que expresaran frustración en sus rostros mientras una cámara web los grababa.
Posteriormente, les dijeron que llenaran un formulario diseñado para causarles disgusto, y finalmente, que observaran un video que mostraba a un bebé hermoso para provocarles reacciones alegres.
Un algoritmo informático fue capaz de reconocer la sonrisa falsa en el 90% de los casos, mientras que una persona la identifica en muy pocas ocasiones.
Tras analizar los datos, los investigadores descubrieron que las sonrisas de una verdadera alegría se forman gradualmente, mientras que las falsas son mucho más instantáneas.
Según afirman sus creadores, el sistema ayudaría a personas con dificultades con la interpretación de las expresiones y además podría resultar útil a los publicistas para "saber si un cliente está satisfecho o no con lo que está viendo o experimentando".
"El objetivo es echar una mano a las personas para tener una mejor comunicación cara a cara", destacó Ehsan Hoque, uno de los científicos, agregando que "el análisis también será útil para la creación de computadoras que respondan de manera apropiada al humor del usuario haciendo de los ordenadores herramientas más inteligentes y respetuosas".