Tras sondear la mente de personas en estado vegetativo, el neurobiólogo Adrian Owen, de la Universidad de Cambridge, ha llegado a la conclusión de que este tipo de pacientes muestra una actividad mental cuando son interpelados, pese a que no son capaces de hablar o de gesticular conscientemente.
Esta actividad se plasma en cierto riego sanguíneo en determinadas partes de cerebro, lo que se asemeja a los procesos mentales que presentan personas sana. Su problema consiste en que no son capaces de convertir estos impulsos en movimientos.
El hallazgo se ha convertido en una sensación para la comunidad científica, que se ve obligada a revisar sus investigaciones, ya que hasta ahora se consideraba que estos pacientes sufren el deterioro de las partes de cerebro responsables del conocimiento, la memoria o los pensamientos, y que este deterioro es a menudo irreversible.
Tras hacerse público el hallazgo la Universidad del Oeste de Ontario ofreció a Owen 20 millones de dólares para la creación de un ingenio que permita conversar con pacientes de este tipo, que son centenares de miles en todo el mundo.