Durante millones de años, el ojo humano evolucionó hasta poder percibir los colores rojo, verde, azul y amarillo que se generan bajo la piel de las personas por la concentración de hemoglobina en la sangre y a veces son apenas perceptibles, pero reflejan algunas emociones o el estado físico de la persona.
“El ojo puede ver los cambios en el espectro de la piel de la cara” y si se logran quitar algunas partes irrelevantes de este espectro se pueden intensificar otras, explica Mark Changizi, antropólogo del laboratorio 2AI Labs en Ohio, EE.UU.
A partir de esta idea, los especialistas de 2Al Labs diseñaron tres modelos de gafas O2Amps. El primero intensifica el color rojo de la sangre arterial rica en oxígeno (en contraste con la verdosa sangre venosa). Estos lentes ayudarían a las enfermeras a encontrar fácilmente las arterias para aplicar inyecciones, por ejemplo.
Otro modelo aumenta la diferencia entre el tono azul de las partes donde se estanca la sangre y el amarillo, que significa un reflujo de sangre, lo que sería útil para los rescatistas, que tras encontrar una víctima bajo los escombros pueden evitar el flujo brusco de sangre a las extremidades aplastadas.
Por último, otro modelo intensifica todos los tonos de la piel. Aparte de ayudar a diagnosticar algunas enfermedades, aumenta la manifestación de las emociones humanas. ¿Pero cómo?
“Si está usted furioso, enrojece. Cuando está exhausto, tiene más sangre venosa y la piel verdea. El color amarillo está relacionado con el miedo, mientras el azul refleja la tranquilidad”, explica Mark Changizi. “Es fácil falsear los gestos de la cara para disimular emociones, pero es casi imposible controlar la circulación de la sangre”, añade.