Los cálculos realizados en el marco de dos expediciones permitieron concluir que un asteroide de más de 30 kilómetros de largo cayó sobre un continente, causando un embudo de hasta 600 kilómetros de diámetro.
El hallazgo no ha sido fácil para los científicos, ya que durante un tiempo tan largo, después de la caída de un cuerpo celeste, Groenlandia vivió varios períodos glaciales y de formación de montañas. El hecho hizo que se borraran todas las huellas de lo sucedido, excepto las deformaciones provocadas en las rocas por la onda del choque.
“Este descubrimiento único permite estudiar las consecuencias de un bombardeo meteórico del planeta que se produjo mil millones de años antes de lo que se creía anteriormente”, informó Iain McDonald, de la Universidad de Cardiff (Reino Unido), quien dirige la investigación.
Hasta ahora sólo unos 180 cráteres de impacto han sido descubiertos en la Tierra. El más grande y antiguo se consideraba el de Vredefort en Sudáfrica, de 300 kilómetros de ancho y 2.000 millones de años de antigüedad.