En un estudio anterior, los médicos descubrieron la capacidad que tiene la enzima Dnmt3a2 para influir en la memoria de los ratones. La enzima Dnmt3a2 está relacionada con el ADN metiltransferasa que controla la actividad de los genes haciendo cambiar su estructura.
En este nuevo trabajo los investigadores alemanes inyectaron en el hipocampo del cerebro un virus inofensivo con copias del gen que codifica directamente la Dnmt3a2. Esta área del cerebro es la responsable de transferir la información de la memoria de corto a largo plazo. El virus fue capaz de introducir los genes necesarios en el material genético de los roedores.
Para comprobar los cambios que había hecho la 'sobreescritura' del ADN, los investigadores les pusieron a los roedores dos objetos para que los conocieran y dos días después cambiaron la posición de uno de ellos. Los ratones jóvenes pasaron más tiempo estudiando el objeto desplazado mientras que los ratones 'ancianos' estudiaron la misma cantidad de tiempo los dos objetos, como si ambos fuesen nuevos.
Después de la introducción del virus, a los roedores 'ancianos' les tomaba tan solo el 70% del tiempo anterior para explorar el objeto en su nuevo lugar. Este hecho demuestra que “el cerebro de los ratones 'viejos' funciona igual que el de los roedores jóvenes después de recibir la cantidad necesaria de enzima", dijo Hilmar Bading, autor del estudio.
Hasta el momento no existe un medicamento capaz de elevar el nivel de la enzima Dnmt3a2 en el cerebro humano. Bading y su equipo tienen la intención de seguir estudiando los medios posibles para restablecer la alteración de la memoria. Mientras tanto, los científicos aconsejan a las personas de todas las edades que pongan a funcionar el cerebro y lo mantengan activo el mayor tiempo posible.