Con el buque japonés de perforación en aguas profundas ‘Tikyu’, los científicos planean llegar a la falla en la región de Tohoku que causó el devastador terremoto y el posterior tsunami de marzo del 2011.
El camino hacia el manto terrestre arde a 300 grados y aplasta con una presión de 2 kilobares, es decir 2.000 veces la que existe a nivel del mar. Otro gran obstáculo es que el proyecto requiere una suma colosal de dinero: tan solo los trabajos del buque cuesta un billón de dólares.
¿Para qué?
Durante más de un siglo la obtención de muestras del manto terrestre ha sido una de las mayores ambiciones de los científicos. Aunque el manto representa el 68% de la masa terrestre, en realidad sabemos muy poco sobre él y no se tiene ninguna 'muestra pura' del mismo, lo que supondría un tesoro de valor científico incalculable.
Los datos que de él se obtengan podrían transformar la concepciones sobre la evolución y la estructura de la Tierra. Existe incluso la posibilidad de hallar el ‘manto de la vida’, como se ha denominado a la capa de posibles organismos intraterrestres endémicos.
Logros históricos
En 1909, el meteorólogo croata Andrija Mohorovicic observó que las ondas sísmicas que viajaban por debajo de los 30 kilómetros de profundidad se propagaban a mayor velocidad que las que se encontraban por encima, lo que significó un cambio radical en las ideas de la composición y las propiedades físicas de las rocas.
De esta manera, el científico descubrió el límite superior del manto terrestre, que marca la frontera a partir de la cual se extiende el interior de la Tierra desde la base de la corteza hasta el núcleo: 2.890 kilómetros por debajo.
Hasta ahora, la corteza oceánica solo ha podido perforarse hasta una profundidad de 1,5 kilómetros, mientras que se estima que grosor es de 5,5 kilómetros.