Las dos momias fueron encontradas en el 2001, bajo los cimientos de una construcción de más de 3.000 años de antigüedad en South Uist, una isla cerca de la costa de Escocia. Tras el análisis de su ADN y la revisión de su esqueleto, los especialistas revelaron que la momia del hombre tiene tres huesos de otras personas, mientras que la de la mujer cuatro de otro individuo.
La primera fue 'integrada' entre el 1260 A.C. y el 1440 A.C. y la segunda entre el 1130 A.C. y 1310 A.C. Lo más interesante es que los cuerpos fueron enterrados casi 600 años después haber muerto. Además, fueron conservados con cuidado en un ambiente ácido, como el de los lodazales cercanos, y de hecho al haber sido enterrados en ese tipo de suelos durante un año o más pudieron quedar momificados.
Según los científicos, esta 'integración' podría significar la unión de dos familias en una. Otra versión señala que los cuerpos de los antepasados enterrados en un cierto territorio podrían servir como un 'documento' para confirmar los derechos de sus descendientes sobre el mismo.
“Los resultados del estudio han cambiado completamente nuestras ideas sobre el tratamiento funerario en la antigüedad. Anteriormente, esos ritos eran inimaginables, pero ahora los científicos están tomando en cuenta estos nuevos conocimientos y están examinando otras momias halladas en territorio británico”, señala el arqueólogo Mike Parker-Pearson.
Los resultados de la investigación se publicarán en agosto en la revista Journal of Archaeological Science.