Esta teoría está basada en la idea de que existe una conexión entre las palabras pronunciadas por una persona y la dirección de su mirada. Se usaba como uno de los métodos principales de la programación neurolingüística y de observación de la conducta humana. Según esta hipótesis, por ejemplo, un diestro trata de engañar si mira a la derecha y trata de recordar acontecimientos que realmente tuvieron lugar si mira a la izquierda.
Para corroborar o descartar esta teoría, los investigadores realizaron un experimento en el que varios voluntarios tuvieron que decir la verdad y luego contar sucesos imaginados frente a una cámara. Luego, otro grupo de voluntarios miraron la grabación y trataron de distinguir entre la verdad y la mentira. El estudio demostró que los movimientos de los ojos no son un indicativo suficiente para saber si alguien miente o está diciendo la verdad.
“Nuestra investigación con estos videos sugiere que sí hay diferencias significativas entre el comportamiento de los mentirosos y de los individuos sinceros. Sin embargo, no llegó a demostrarse en este caso el supuesto patrón del movimiento de ojos como indicador”, afirma Leanne ten Brinke, de la Universidad de British Columbia, en Canadá.