Wellerstein escribe en su blog: “Claro que esto no puede ser verdad: la velocidad de la luz es mucho mayor que la del sonido, de este modo la onda expansiva llega pasado medio minuto desde la explosión. Una física elemental que entenderá hasta un hombre inexperto en temas técnicos”.
Curiosamente el “hallazgo” fue facilitado a Wellerstein por un investigador ruso. “Es raro encontrar un material no tocado con postproducción. Entonces me alegró cuando un ruso con el que mantengo correspondencia me envió un enlace a secuencias digitalizadas por los Archivos Nacionales de una prueba nuclear de 1953. El material es bastante original: no ha sido muy editado y está un poco aclarado, pero el sonido mantiene su sincronización original".
Los civiles pudieron observar la explosión desde una distancia de unas 11 millas.
“Los murmuros previos, la cuenta regresiva en el megáfono, la reacción al estallido de la bomba y finalmente una brusca explosión seguida por un largo y estruendoso rugido. Este es el sonido de la bomba”, comenta el investigador.