En noviembre de 2011 se hallaron seis representantes de la especie en el estado brasileño de Rondonia, concretamente, en el fondo del río Madera, el principal afluente sur del río Amazonas. Los detectaron los biólogos de Santo Antônio Energia, la compañía que construía en Madera la represa hidroeléctrica Santo Antônio, cuando estudiaban el trecho del río, vaciado durante las labores de edificación.
Las criaturas recibieron el apodo de serpientes blandas. No tienen ni ojos, ni extremidades ni pulmones y, curiosamente, se asemejan a un pene.
“A pesar de que su forma se parece a la de las serpientes, en realidad no son reptiles. Son más cercanos a las salamandras y las ranas. Pensamos que respiran a través de la piel y se alimentan, probablemente, de peces pequeños y de parásitos, pero esto todavía está por probar”, comenta Juliano Tupan, uno de los biólogos de Santo Antônio Energia.
Según los expertos, la especie pertenece al género Atretochoana eiselti, el mayor anfibio sin pulmones. Anteriormente, el género solo se había conocido a partir de dos muestras del tipo nomenclatural conservadas en el Museo de Historia Natural en Viena (Austria).