El nuevo producto digital es el resultado más importante de los 12 años de trabajo de un ambicioso proyecto de exploración digital del espacio liderado por la Universidad de Nueva York. Todos estos años un telescopio de ángulo amplio del observatorio Apache Point de Nuevo México escaneaba distintas zonas del espacio en el espectro visible y de desplazamiento al rojo para un día juntar los datos obtenidos. Para lograr el producto final también se contó con una gran aportación del Instituto de Astrofísica de Canarias.
Ante todo se trata de un catálogo cartográfico del Universo, pero también puede considerarse un catálogo histórico. Muchos de los objetos celestes registrados y medidos, conforme a su señal luminosa alcanzada por la lente del telescopio, dejaron de existir hace miles de millones de años, algo que en muchos casos era desconocido.
Los científicos lograron posicionar, donde se observan desde la Tierra, 200 millones de galaxias y 160.000 cuásares. Todas ellas no solo se disciernen en el modelo, sino se sobrevuelan de tal manera que pueden medirse visualmente las distancias entre varios objetos separados que aparecen en el cielo nocturno de nuestro planeta como un punto único.
Además de esos objetos, bien descritos por los astrónomos, surgen el espacio tridimensional los espectros de 1.350 millones de galaxias más. Esos espectros fueron captados en las zonas cósmicas más lejanas que se ven desde la Tierra, en muchos casos tan jóvenes como hace la mitad de su edad actual, dicen los autores del modelo. Sobre las propias galaxias a las que pertenecen no se sabe de qué forma son, ni si son tan grandes como la Vía Láctea, ni a qué velocidad se mueven.
Pero los astrónomos esperan que el modelo les proporcione datos referentes a lo que no se observa con los telescopios: los agujeros negros, la materia oscura y la fuerza que hace que el Universo se expanda, la energía oscura. Las últimas dos son los grandes enigmas de la astrofísica actual, aunque según las recientes estimaciones, llenan el 96% del Universo.