La copia del embrión que se les ofrece por poco más de 1.000 dólares es un retrato tridimensional del mismo niño o niña que a partir de ahora deben cuidar y criar, pero que se les queda inconmutable en el recuerdo de los meses que estuvo en su vientre.
Este producto representa una combinación de tecnología punta en la medicina y en las impresoras 3D. La efigie 'nace' cuando un tomógrafo escanea el vientre materno y sale a la luz cuando una máquina especial la modela con alta precisión en una mezcla de resina, nailon y vidrio.
Durante años los ingenieros de la empresa Fasotec se limitaron a moldear patitos de goma y luego los sesos del museo anatómico para acercarse al trabajo con los tejidos humanos vivos. El actual servicio, denominado ‘Shape of Angel’, es el resultado de un largo perfeccionamiento tecnológico y sus capacidades facilitan reproducir todos los pormenores que suelen estar ocultos a los ojos humanos.
Aunque la escultura es muy diminuta —entre 6 y 8 centímetros de altura— los tecnólogos japoneses aconsejan reproducir con este método las tomografías del feto en el noveno mes del embarazo y no en el tercero, cuando tienen precisamente dicho tamaño. En caso contrario, advierten, los padres contarían con un 'monstruo' en la caja, apenas reconocible como ser humano, y que con poca probabilidad querrían volver a ver.