Los científicos estadounidenses David S. Smith, de la Universidad de Arizona, en Tiscon, y John M. Scalo, de la Universidad de Texas, en Austin, han publicado en la revista científica 'Astrobiology' un artículo dedicado a la heliosfera solar, la región espacial que se encuentra bajo la
influencia del campo magnético y el viento solares, que viaja a
velocidades supersónicas a través de nuestro sistema solar.
Los investigadores modelaron con ayuda de programas informáticos los
cambios de la heliosfera y han revelado que al chocar con un enjambre
espeso de polvo interastral, su diámetro puede reducirse significamente.
Bajo estos cambios la atmósfera de la Tierra queda desprotegida frente a los rayos espaciales y el polvo interastral, que daña la capa de ozono. La acumulación de polvo interastral en la capa superior de la atmosfera terrestre puede acarrear la reducción de la cantidad del calor solar que recibe nuestro planeta y, supuestamente, provocar el inicio del un periodo glacial.
Investigaciones similares sobre las enanas rojas, la clase más numerosa de estrellas, mostraron que éstas protegen mejor a sus planetas que el Sol. Así, un planeta apto para ser habitado nunca está fuera de la heliosfera de las enanas rojas. Este hecho se debe a que en estrellas de esta clase la heliosfera se encuentra más cerca que la de las enanas amarillas, como el Sol.
Pero esto no significa que los sistemas de las enanas rojas sean más propicios que los demás para ser habitados. Según los últimos estudios de los científicos de la Universidad Villanova, en Filadelfia, los sistemas de las enanas amarillas serán los más aptos para la búsqueda de los planetas que pueden albergar vida, pues resulta que las enanas rojas emiten flujos de partículas cargadas que las formas de vida no pueden resistir.