El grupo de científicos japoneses de la Universidad Ryukyus (región Okinawa) estudiaron las consecuencias del desastre de Fukushima-1, acaecido de marzo de 2011, observando y analizando para ello la ‘salud’ de varias generaciones de mariposas de la especie Zizeeria maha, la más típica del país asiatico, que sirve de indicador de los cambios del medio ambiente, ya que sus alas cambian de color cuando empeora la situación ecológica.
Los científicos recogieron desde mayo hasta octubre de 2011 varias partidas de mariposas en más de diez provincias del país, incluyendo Fukushima.
En las zonas más castigadas por la radiación los insectos presentan notables cambios morfológicos. En cada generación consecutiva de mariposas los científicos detectaron anormalidades más graves, como alas anormalmente pequeñas, ojos desarrollados de forma irregular o cambios en el tamaño de las antenas, que juegan un importante papel en la exploración de hábitat y el cortejo.
Así, los científicos japoneses han demostrado que el material radiactivo de la central nuclear Fukushima-1 afectó al estado de las mariposas en el territorio de Japon. Los autores del estudio suponen que los datos obtenidos en el estudio contribuirán a evaluar los riesgos para la salud de las personas y de los animales que viven en los suburbios de la estación siniestrada.