Ancianos, la víctima más fácil para los estafadores
La capacidad de dudar y recomprobar la información que recibimos es una de las funciones de la zona prefrontal ventromedial de la corteza cerebral. Esta zona es una de las más sensibles hacia los cambios por la edad. Con los años, la integridad estructural y la asociatividad de esta zona se trastornan, lo que desemboca en una discapacidad para realizar operaciones cognitivas complicadas. Esta es la razón por la que las personas de edad avanzada empiezan a tener una credulidad casi infantil, insisten los neurólogos de Iowa.
Para comprobar su teoría, realizaron una serie de experimentos sobre tres grupos de voluntarios del mismo nivel de educación y una situación social semejante. 18 de ellos tenían la corteza ventromedial damnificada, en otros 21 la corteza cerebral estaba afectada en otras zonas. El resto, 10 personas, no tenían el cerebro dañado.
A estos tres grupos les mostraron ocho anuncios de publicidad, videos que contenían una estafaexplícita: elogiaban un producto apelando a que era de “calidad estadounidense”, para evitar que el potencial comprador se interesara por el lugar donde se había producido en realidad la mercancía. Luego, los participantes del experimento tenían que indicar su nivel de confianza hacia esta publicidad y estimar su deseo de comprar el producto.
Resultó que los 18 voluntarios con la corteza ventromedial dañada se mostraron más crédulos hacia los anuncios fraudulentos y tenían un deseo mucho más fuerte de comprar los respectivos productos que los otros dos grupos. Es más, saber que la publicidad contenía información falsa no les quitó las ganas de comprar la mercancía.
Según las cifras oficiales, a lo largo de 2009 un 12% de los estadounidenses mayores de 60 años cayeron víctimas de una estafa por parte de un familiar o una persona ajena. Las pérdidas financieras anuales de la gente de edad avanzada en el país llegaron a un total de unos 2.900 millones de dólares.