El método permite detectar a personas ebrias a distancia, y sin necesidad de soplar un detector policial, gracias a la temperatura de la cara, que sube tras el consumo del alcohol. Los autores del estudio, Georgia Koukiou y Vassilis Anastassopoulos, presentaron el sistema, que funciona mediante la temperatura de 20 fragmentos de la cara. La información sobre la temperatura de distintos segmentos del rostro se recoge por escáneres térmicos y se procesa de acuerdo con dos tipos de algoritmos.
El primer algoritmo mide la temperatura de todos los individuos que se encuentren en un espacio, y que sube tras el consumo de alcohol, hasta aparecer en el cuerpo los llamados “espacios borrachos” (“drunk space”).
Y para que no haya lugar a dudas… Se ofrece el segundo algoritmo, el cual permite levantar un mapa de las zonas de calor de la cara de la persona “sospechosa”: ya que el consumo de alcohol calienta la nariz, mientras que la frente se mantiene fría.
Los resultados de la investigación han sido publicados en la 'Revista Internacional de Seguridad Electrónica y Medicina Forense Digital' (“International Journal of Electronic Security and Digital Forensics”).
Una vez concluido el estudio, los científicos ofrecerán el programa a organismos policiales, que ya usan equipos adecuados para el nuevo software (sensores infrarrojos).