Con un sencillo análisis
de sangre pronto se podrán salvar muchas vidas, ya que permitirá diagnosticar cánceres en sus etapas iniciales mediante un dispositivo infrarrojo que irradia el fluido.
Los resultados de la irradiación muestran la presencia de células malignas, que durante las etapas iniciales de la enfermedad suelen separarse de los órganos afectados llegando al torrente sanguíneo.
Las primeras pruebas clínicas, en las que participaron más de 200 voluntarios con cáncer de pulmón y de ovarios, resultaron exitosas: en el 90% de los casos el diagnóstico fue correcto.
Ahora se están llevando a cabo investigaciones médicas más profundas de este método concebido por la Universidad Ben-Gurion y el centro médico de Soroka. El objetivo es ampliar el área de uso del dispositivo para diagnosticar un mayor número de tipos de cáncer.
Unas de las ventajas del nuevo método es la facilidad con que se realiza la investigación, lo que permitirá extender su uso a un gran número de centros médicos y hospitales. Además, al diagnosticar el cáncer en la etapa inicial, se lo puede atajar y curar la persona afectada.