Los agujeros negros se sitúan literalmente 'al borde del tiempo', ya que algunos se encuentran a una distancia de varios miles de millones de años luz de la Tierra. Más allá de ellos se extiende un horizonte de fenómenos, detrás del cual se encuentran objetos tan distantes y antiguos, que su radiación nunca nos alcanzará.
El objeto más alejado descubierto en el estudio es un agujero negro súper-masivo llamado ULASJ1234+0907. Se encuentra en la dirección de la constelación de Virgo, tan alejada que la luz que emite ha tardado11.000 millones de años en alcanzar la Tierra, por lo que lo vemos igual como era en el Universo temprano.
La masa de este objeto monstruoso es de aproximadamente 10.000 millones de masas solares y además supera 10.000 veces la masa del agujero negro ubicado en el centro de nuestra Vía Láctea, lo que lo convierte en uno de los agujeros más masivos jamás vistos.
La investigación indica que en la zona estudiada, que representa sólo una pequeña fracción de la bóveda celeste, se puede ver hasta 400 agujeros negros gigantes de este tipo.
Aparentemente, dicen los científicos, estos objetos crecen debido a las colisiones con galaxias enteras que, a su vez, se fusionan, perdiendo la estructura y destruyéndose parcialmente, proporcionando energía a los agujeros negros. Son perceptibles gracias a la radiación característica que se libera en tales colisiones. Los objetos son visibles para nosotros sólo en el diapasón infrarrojo, ya que las ondas de frecuencia más corta no pueden escapar a la atracción de los agujeros negros.
"Estos resultados podrían tener un impacto significativo en los estudios de los agujeros negros super-masivos", dijo el autor principal del estudio, Manda Banerj, que explicó que el descubrimiento puede arrojar luz sobre los procesos físicos que rigen el crecimiento de todos los agujeros negros de este tipo.