"Si podemos tomar sus capturas directas, podremos medir su espectro, lo que significa que podemos determinar qué tipo de moléculas se encuentran en su atmósfera", asegura Mary Anne Peters, de la Universidad de Princeton.
Para corroborar esta hipótesis, Edwin Turner y Mary Anne Peters calcularon cómo tendría que ser la temperatura de una luna para que los telescopios actuales pudieran apreciarlo, y encontraron que la mayoría de los observatorios actuales, tales como el Keck en Hawai o los telescopios Hubble y Spitzer deben ser capaces de tomar fotos de lunas, pero sólo de aquellas con una temperatura de alrededor de 700 °C.
Calores incompatibles con la vida
Sin embargo, el calentamiento por marea puede ser incompatible con la vida, advierte René Heller, del Instituto Leibniz para Astrofísica en Potsdam, en Alemania. La misma presión que genera el calor también puede crear actividad sísmica desfavorable, al igual que volcanes, que expulsan constantemente lava y gases sulfurosos.
Sin embargo, incluso si una luna que no es apta para la vida sería un descubrimiento trascendental. "No conozco ni una sola luna fuera del sistema solar", dijo Turner. "No tenemos ni idea de si las lunas del sistema solar son demasiado frecuentes o inusualmente raras. Se trata de exploración para saber lo que hay ahí fuera", agregó.
El nuevo estudio plantea la tentadora posibilidad de que ya exista una foto de una exoluna, ya que uno de los planetas fotografiados directamente, Fomalhaut b, se sitúa en el centro de la controversia sobre si es un planeta, o solo parcialmente, debido a que tiene una órbita inusual. Turner sugiere que el mundo, que se comporta de forma extraña, podría ser la primera exoluna fotografiada directamente, y que su órbita puede deberse a la trayectoria de la luna alrededor de un mundo no visible.