Un equipo de investigadores del Centro de Economía y Neurociencias (CENS) de la Universidad de Bonn, en Alemania, ha llevado a cabo un experimento en hombres adultos, a la mitad de los cuales se les aplicó en la piel un gel con testosterona, mientras que al resto se les proporcionó otro gel sin efecto alguno. Al día siguiente se les hizo un análisis de sangre para constatar el nivel de testosterona y, efectivamente, comprobaron que los hombres del primer grupo presentaban niveles más altos de esta hormona que los del segundo grupo.
A continuación, todos ellos participaron en un sencillo juego de dados en cabinas aisladas, de tal forma que mientras más alta era la puntuación final lograda, más dinero obtenían.
Sin embargo, el experimento fue diseñado de tal manera que los participantes pudieran mentir. Ellos debían anotar sus resultados en un ordenador, por lo que podían introducir datos más altos para asegurarse una suma de dinero también más alta. Los científicos podían determinar si los sujetos habían hecho trampa o no, y al comparar los resultados de ambos grupos, vieron que los hombres con mayor nivel de testosterona en la sangre habían mentido con menos frecuencia.
Los científicos consideran que la mentira es una parte importante en los negocios y en la vida personal. Recuerdan que la mentira y sus efectos en la economía han sido estudiados a menudo, pero que aún se sabe poco de las causas biológicas de este comportamiento. Por esta razón creen que este estudio representa un paso adelante.