El mejor momento para contemplar el espectáculo celeste es la madrugada del sábado al domingo. Su observación será posible desde todo el globo. Además, la débil luz de una Luna naciente no afectará al brillo de los meteoros quemándose en la atmósfera.
La intensidad de la lluvia alcanzará “docenas de meteoros por hora”, según las estimaciones de Bill Cookie, especialista de la NASA.
Este hermoso fenómeno es provocado por el paso del planeta a través de la trayectoria de la ‘cola’ del cometa Halley, en el extremo de la órbita terrestre más alejado del Sol. Pero desde la Tierra parece que los meteoros provienen de la constelación de Orión (el Cazador), lo que explica el nombre de la lluvia.