Nicholas Roberts, de la Universidad de Bristol (Reino Unido), y sus colegas sugieren que la superficie del cuerpo de las sardinas, arenques y espadines es capaz de reflejar plenamente la luz incidente y además la polariza independientemente del ángulo de incidencia. Este fenómeno contradice a las leyes clásicas de la física que dicen que cuanto mayor es el ángulo de incidencia, mayor debe ser la luz polarizada.
En cambio, las escamas plateadas de los peces dividen la luz en dos componentes, lo que permite a los animales acuáticos mezclarse perfectamente con el ambiente marino.
Según los científicos el secreto de los peces se esconde en cristales que particularmente consisten de guanina e hipoxantina, que forman parte de las escamas. La mayoría de los peces tienen solo un tipo de cristal y la luz se polariza y disminuye la capacidad de reflejar la luz. Pero las especies plateadas, como los arenques, las sardinas y los espadines tienen dos tipos de cristales con propiedades ópticas diferentes. Y precisamente esta combinación proporciona un efecto único.
"Creemos que estos peces han evolucionado a esta inusual estructura de múltiples capas para poder esconderse de los depredadores, como los delfines y atunes. Estos peces han encontrado una manera de reflejar la luz desde cualquier ángulo. Y en el fondo del océano, eso puede hacerlos invisibles", sostiene Roberts.
En el futuro, las escamas de los peces podrían inspirar a los ingenieros para desarrollar nuevos dispositivos ópticos, así como para el desarrollo de métodos avanzados de transmisión de información en las redes de fibra óptica, señalan los expertos.