Para demostrar las posibilidades del casco, se llevó a cabo una exhibición bajo el nombre de Network Brain Machine Interface (Red del Interfaz Cerebro-Máquina). Durante la misma, una persona imaginaba los movimientos que hacía con su mano derecha o izquierda y el casco convertía sus pensamientos en acciones moviendo la mano correspondiente de un robot. Asimismo, el participante de la demostración consiguió dirigir una silla de ruedas en la dirección deseada, abrir una cortina, encender y apagar el televisor y la luz de una habitación, todo ello sin tocar ningún objeto.
La información sobre los impulsos del cerebro es leída por el dispositivo y luego pasa a la base de datos, donde se analiza y desde donde una orden correspondiente se dirige a un determinado objeto o aparato en la habitación que también está equipado con un dispositivo que lee la orden. Las ideas se transforman en acciones en un margen de tiempo que bascula entre los 6 y los 12 segundos, pero los investigadores planean reducir este margen hasta 1 segundo. La precisión del cumplimiento de la orden asciende a un 70-80%.
Diversos dispositivos que leen los impulsos del cerebro con el objetivo de hacer la vida más fácil a las personas discapacitadas ya han sido desarrollados en Japón, que gasta grandes sumas en la investigación y desarrollo de estos aparatos. Así, los científicos del Instituto Tecnológico de Tokio hace un año lograron que una persona moviera objetos con la mente gracias a un chip implantado en el cerebro. Sin embargo, el mérito más importante del nuevo invento consiste en que no requiere de una operación quirúrgica para usarlo.