El equipo de científicos, dirigido por Zhenan Bao de la Universidad de Stanford, EE.UU., estuvo durante 20 años tratando de reproducir un material artificial con las características principales de la piel humana: flexibilidad, resistencia, sensibilidad y la capacidad de curarse de lesiones. Así, en 2010, Bao y sus colegas crearon un material flexible capaz de 'sentir' el contacto y la presión.
Pero en este nuevo trabajo, publicado en la revista 'Nature', los autores decidieron incorporarle a la piel artificial propiedades de la piel viva. Mediante el uso de un polímero especial de hidrocarburo y
nanopolvo de níquel, los físicos lograron darle a su invento las capacidades de
restablecerse en "tan solo unos segundos". Los autores indicaron
orgullosos que el material creado es "increíble" si se tiene en cuenta
que "a la piel humana le toma varios días curarse las heridas".
Por otro lado, los investigadores creen que su invento despertará la atención de los médicos y otros científicos que desarrollan prótesis de piernas y brazos. Según ellos, "el ámbito de aplicación de este material no está limitado", pues también puede ser adaptado para usarlo como un "sensor para las pantallas de los dispositivos móviles y otros equipos".
Según
ellos, en los últimos años otros científicos han inventado varios
materiales con esta capacidad, pero no conducen electricidad y presentan
varios inconvenientes.