El robusto caparazón de un caracol ayudará a la protección de ejércitos

El blindaje de vehículos y la protección de soldados podría mejorarse gracias a un sorprendente aliado: un robusto caparazón de caracol de una especie hallada en el Océano Índico y llamada Crysomallon squamiferum.

El blindaje de vehículos y la protección de soldados podría mejorarse gracias a un sorprendente aliado: un robusto caparazón de caracol de una especie hallada en el Océano Índico y llamada Crysomallon squamiferum.

Un grupo de científicos, encabezados por Christine Ortiz, profesora del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), han estudiado un caracol de los fondos marinos que tiene un caparazón único.

Según explicó Ortiz, las características de ese caparazón podrían aplicarse a una estructura de defensa, pues éstas resisten la penetración, disipan la energía de los impactos y mitigan las fracturas. “Esto incluye el blindaje sintético, que se usa tanto para proteger el cuerpo humano como la estructura de vehículos”, señaló.

El estudio podría inspirar nuevos materiales para mejorar el blindaje militar y diseñar cascos y sistemas de protección más eficaces.

Ese tipo de defensa se ha hecho crucial en las guerras de Estados Unidos en Irak y Afganistán, donde un gran número de soldados han muerto como resultado de la detonación de artefactos explosivos artesanales instalados junto a los caminos.

La estructura de la concha en espiral del Crysomallon squamiferum tiene tres capas que lo protegen y mitigan las fracturas a diferencia de otros moluscos. Cada capa está formada por distintos materiales que le proporcionan diversas ventajas.

La parte externa está compuesta por partículas de sulfuro de hierro, la del medio es de material orgánico y la más interna es una capa calcificada. Estos materiales le permiten resistir la penetración y mitigan las fracturas si llegan a producirse. Este caracol está acostumbrado a lidiar con los depredadores que le acechan en un ambiente marino hostil.

En el océano Índico donde habita el Crysomallon la temperatura del agua es muy alta. Asimismo, hay acidez y se producen intensos contrastes de frío y calor, que el caracol puede sobrellevar gracias a la acción de la capa orgánica, que ayuda a regular su temperatura.

A lo largo de millones de años, el caparazón de los moluscos ha evolucionado para maximizar su protección frente a las amenazas de su entorno.

Su defensa natural debe protegerlo de los depredadores y mantener su hidratación. Al mismo tiempo, debe resultar cómoda para que el caracol pueda alimentarse, moverse y reproducirse.

El estudio del MIT podría ayudar a desarrollar cascos y sistemas de protección más eficaces para los deportistas así como materiales más resistentes para las estructuras de automóviles y motocicletas.

En el sector de la construcción, estos materiales particularmente resistentes podrían usarse para fabricar tuberías que deban aguantar la abrasión y la penetración de las rocas.

Según los investigadores, también la industria aeronáutica podría sacar provecho de la investigación de la fuerte coraza del caracol.