Los dueños de burdeles del área de Lugano empezaron a comprar desfibriladores para después entrenar a sus “empleadas” en su uso, comunica The Daily Telegraph.
Según ellos, dicho aparato de reanimación es necesario, puesto que entre sus clientes hay muchas personas de edad avanzada y casos como ataques cardíacos son bastantes frecuentes. Una reciente víctima de ataque fue un jubilado, ansioso de disfrutar la vida con la ayuda de un fármaco contra la impotencia.
Quizá para no perder su atractivo para eventuales clientes, se decidió dotar a los establecimientos de la industria del sexo con desfibriladores portátiles —de fácil manejo— y entrenar a las prostitutas en su correcto uso.
Las autoridades sanitarias locales han manifestado su apoyo a tal iniciativa por parte de los dueños de prostíbulos.
Actualmente en Lugano, de 140.000 habitantes en su mayoría de habla italiana (84%), funcionan 38 clubs de alterne y burdeles y se abren nuevos para atraer más clientes de la vecina Italia, país en donde la prostitución está oficialmente prohibida.