Según los especialistas, los datos recabados durante el vuelo ayudarán a valorar la capacidad de trabajo de la tripulación y su estado de salud, así como a determinar cómo podrían minimizarse los riesgos que entrañarían futuras misiones a asteroides y a Marte.
“Los riesgos están vinculados con el aparato locomotor y el aparato sensomotor. También se trata del denominado síndrome oftalmológico, descubierto precisamente en la EEI, consistente en un incremento de la presión intracraneal que anteriormente la cosmonáutica no conocía”, ha detallado este martes el jefe de programas tripulados de la Agencia Espacial rusa, Alexéi Krasnov, durante una conferencia de prensa dedicada a la expedición.
Ya se sabe que Scott Kelly, uno de los comandantes de la Estación en 2011, y Mijaíl Kornienko, miembro de dos expediciones a la Estación en 2010, serán dos de los elegidos para experimentar un año de ingravidez a bordo de la EEI. Cabe recordar que las misiones convencionales a la EEI no suelen superar los seis meses.
En una entrevista con RT, Mijaíl Kornienko, que en su día permaneció en el espacio más de176 días, asegura que lo más preocupante de este proyecto son las consecuencias de un largo viaje espacial.
“No tengo miedo al riesgo, sino a las consecuencias de un viaje de un año,” dice el cosmonauta, refiriéndose a que el impacto físico puede ser “aún más duro”.
Según los especialistas, los tripulantes 'de larga duración' no necesitarán un entrenamiento especial, aunque la Estación sí que deberá ser parcialmente modificada. Necesitará un módulo científico más y una ducha convencional parecida a la que había en la Estación Mir, para que los astronautas puedan lavarse normalmente. Ahora lo hacen con servilletas especiales húmedas calentadas.