El motivo para la creciente preocupación es el aumento del número de las manchas solares, primer indicio del próximo 'máximo solar'. Este fenómeno causará cambios en la ionosfera, la parte de la atmósfera terrestre, una capa llena de electricidad debido a la influencia de la radiación solar.
La tecnología moderna, altamente dependiente de las señales radio que pasan a través de la ionosfera a los satélites y viceversa, nunca ha experimentado este fenómeno. Los científicos temen que como resultado de los cambios en la ionosfera se apague la comunicación satelital.
Para monitorear los efectos del 'máximo solar' en la Tierra y sus consecuencias, la Agencia Espacial Europea está desarrollando una red mundial de las estaciones de monitoreo, que pueda registrar hasta las pequeñas variaciones en señales de GPS y sea más precisa que todas las estaciones existentes.
"La red solo está desarrollándose, pero ya ha detectado leves tormentas en la ionosfera", comenta Roberto Prieto-Cerdeira, uno de los líderes del proyecto.
Durante el 'máximo solar', que se produce una vez en 11 años, el campo magnético del Sol queda deformado dado que la línea equinoccial gira un poco más rápido que los polos. En este período, el Sol emite una irradiación mucho más potente que lo normal y las erupciones solares violentas ocurren más a menudo.
La mayor tormenta geomagnética en la historia de la humanidad relacionada con ese fenómeno se ocurrió en 1859. La llamarada de energía solar provocó un apagón y una aurora boreal visible hasta el Caribe, hasta el punto de que los habitantes de las montañas Rocosas se despertaron pensando que había amanecido.