Una molécula de ADN sirvió de modelo para estas investigaciones. El ADN no solo guarda la información genética de una persona, sino que también posee una característica muy valiosa: sus cadenas están muy estrictamente organizadas a nivel estructural.
Este rasgo ha permitido usarlas como base para otras nanoestructuras, entre ellas, medicamentos.
La nueva medicina fue elaborada por especialistas de la compañía estadounidense Parabon Nanolabs combinando dos tecnologías creadas por la empresa: la plataforma para el desarrollo de fármacos Parabon Essemblix Drug Development Platform y el sistema de proyección informática Parabon inSēquio Sequence Design Studio.
El método es único porque el preparado se crea mediante una impresora 3D, molécula por molécula. Las moléculas del preparado se encadenan entre ellas, al igual que las de ADN: para este proceso hace falta juntar los fragmentos necesarios que luego se encontrarán y formarán una estructura concreta.
Al entrar al organismo, el preparado va directo al foco de la enfermedad. Gracias a la combinación de diferentes tecnologías, los investigadores consiguieron producir trillones de copias idénticas de las macromoléculas necesarias, donde se colocan partículas de sustancias curativas.
"La principal diferencia entre nuestra tecnología y las de nuestros competidores es la capacidad de colocar cada átomo en la unidad que creamos en su lugar con precisión y rapidez", subraya el presidente de la compañía y uno de los principales desarrolladores del proyecto, Steven Armentrout.