La base de su trabajo experimental es el espín líquido cuántico (QSL), un cristal sólido, cuyo estado magnético se describe como líquido. A diferencia de los otros dos tipos de magnetismo -ferromagnetismo y antiferromagnetismo-, las orientaciones magnéticas de las partículas individuales dentro de ella fluctúan constantemente, asemejándose al movimiento constante de las moléculas dentro de un líquido verdadero.
Aunque es extremadamente difícil de medir o de probar la existencia de este estado exótico, Lee defiende su investigación como "uno de los principales conjuntos de datos experimentales que existen sobre esto".
De hecho, los investigadores encontraron que estos estados cuánticos fraccionados, llamados espinones, forman un continuo, lo que resulta "extraordinario”, destaca la revista Nature.
Sin embargo, aún habrá que esperar mucho para que esta "investigación muy fundamental" se traduzca en aplicaciones prácticas -sostiene Lee-, que tacha su trabajo de "colaboración multidisciplinaria entre físicos y químicos".Su trabajo podría tener aplicaciones en el almacenamiento de datos o de comunicaciones, tal vez usando un exótico fenómeno cuántico llamado entrelazamiento de largo alcance, en el que dos partículas muy distantes pueden influir en sus estados.
Los resultados también podrían influir en la investigación de superconductores de alta temperatura, y podrían dar lugar a nuevos avances en ese campo, agrega Lee.