El telescopio espacial de la NASA Solar Dynamic Observatory, que no tiene días festivos, captó la última erupción solar del 2012 cuando el mundo celebraba el Año Nuevo.
El plasma solar fue expulsado a más de 250.000 kilómetros de altura, lo que supera en 20 veces el diametro de la Tierra. Toda la erupción duró unas cuatro horas.
Las fuerzas magnéticas impulsaron el plasma solar, aunque sin la fuerza suficiente para superar la gravedad del sol, por lo que la mayor parte del plasma volvió a recaer sobre la estrella.