El proyecto está predestinado a resolver dos problemas a la vez: el de la radiación que recibe la tripulación de una nave espacial y el de la basura que se acumula durante los vuelos.
Para este fin los ingenieros del Centro de Investigación Ames de la NASA construyeron un compactador de basura, que convierte botellas de plástico, restos de ropa, cinta adhesiva y bolsas de papel de aluminio en unos pequeños discos de 20 centímetros de diámetro y de un centímetro y medio de espesor, cuyo tamaño es diez veces menor que el del ´material´ original.
Para esterilizar los ´escudos´, los desechos se calientan durante tres horas y media hasta unos 150ºC, una temperatura que se cree suficiente para reducir la cantidad de bacterias hasta un nivel seguro para los astronautas.
Al pasar la etapa de prueba, la tecnología podría aplicarse durante los vuelos a Marte y otros viajes espaciales de larga duración.