Según detallan los diseñadores, su robot no nada, sino que se desliza, ya que el desplazamiento natatorio requiere "movimientos regulares de la cola", lo que haría que la batería "se descargaría muy rápidamente", explica el líder del proyecto, Xiaobo Tan.
Su habilidad para deslizarse es fruto de una solución técnica muy simple. Los ingenieros integraron en Grace una bomba que saca y mete el agua del pez, mientras que la pieza más pesada del dispositivo, un sistema de baterías de iones de litio, va instalada en un mini monorriel dentro del robot. El bombeo de agua obliga a las baterías a moverse en el riel y el robot empieza a ascender o a descender. Las aletas permiten dirigir la energía cinética ‘ganada’ durante el ascenso en un movimiento horizontal. De este modo se consigue ahorrar la energía de las baterías.
Los ingenieros estadounidenses admiten que si solo se deslizara esto reduciría mucho la velocidad y su capacidad de maniobra, razón por la que fueron diseñados para que fuera también capaz de nadar y poder hacer frente a cualquier ambiente, desde las corrientes rápidas de un río hasta los estanques o lagos. También explican que Grace pasó exitosamente una serie de pruebas tanto en una piscina, como en un río local, en las que demostró su habilidad para maniobrar prácticamente sin gastar baterías y para transmitir datos captados por los sensores.