El método, que ha sido probado con éxito en aves silvestres, consiste en un simple análisis de sangre que permite medir la duración de la vida de las regiones de ADN ubicadas en los extremos de los cromosomas o telómeros.
Los telómeros actúan como relojes internos del organismo y proporcionan una estimación precisa de la edad biológica de una persona, mucho más exacta que la edad real o cronológica, a la hora de calcular el envejecimiento y los años que restan de vida, siempre y cuando la muerte se produzca por causas naturales.
"Hemos descubierto que a cualquier edad la longitud de los telómeros pueden predecir una muerte inminente. Los telómeros cortos o la reducción drástica de su longitud es una señal precisa que el ave tiene una esperanza de vida de menos de un año", dijo el autor del estudio, David Richardson, de la Universidad de East Anglia.
Los científicos argumentan que este descubrimiento también será útil para conocer y evitar en la medida de lo posible los factores ambientales que aceleran el envejecimiento y que están principalmente asociados al estrés y a los estilos de vida sedentarios. Además, estas informaciones pueden ser vitales para prevenir los riesgos de muerte prematura por enfermedades vinculadas al envejecimiento, como es el caso de las cardiovasculares y las cancerígenas.
Los resultados del estudio han sido publicados en la revista científica 'Molecular Ecology', y al menos una firma británica ya ha anunciado su interés por comercializar el método en los próximos meses, de tal forma que pueda ofrecerse una "análisis de envejecimiento" a todo aquel que esté interesado en conocer su edad biológica por unos 500 euros.