Las gafas, que recuerdan a las que llevan los científicos en los laboratorios, llevan incorporadas 11 luces infrarrojas que resultan invisibles para el ojo humano pero deslumbran a las cámaras digitales, que sí las detectan, de manera que las zonas alrededor de los ojos y la nariz quedan difuminadas.
Los creadores del invento, Isao Echizen y Seiichi Gohshi, aseguran que esta nueva tecnología, a la que han bautizado "visor de privacidad", es una herramienta destinada a contrarrestar la vigilancia táctica llevada a cabo por la tecnología de reconocimiento facial. Asimismo, afirman que estas peculiares gafas, que funcionan con una simple batería que el usuario lleva en el bolsillo, protegen a aquellas personas que son fotografiadas o grabadas en secreto o sin autorización.
Aunque algunos medios apuntan que esta tecnología podría ser de gran utilidad para los famosos y para la privacidad de la gente en general, otros sostienen que gracias al uso de estas gafas muchos podrían tratar de burlar los sistemas de reconocimiento facial mientras llevan a cabo actos delictivos.