El animal, una hembra, estaba en peligro mortal y no podía mantener el rumbo en línea recta en el agua, yendo de un lado a otro y en ocasiones dando vueltas. Según las observaciones de los biólogos, esto podría deberse a que sus aletas pectorales estaban paralizadas.
Más tarde, el animal dejó de respirar y mientras que siete de los 12 delfines que la rodeaban decidieron irse, otros cinco se quedaron con ella tocando su cuerpo con sus hocicos hasta que se hundió.
Los científicos creen que esto podría demostrar que los delfines entienden cuándo sus congéneres están sufriendo y pueden sentir empatía, es decir, imaginarse a sí mismos en la situación del otro delfín.
Aunque ya se habían conocido casos en los que un delfín ayuda a otro de forma individual, como por ejemplo el de un delfín madre ayudando a su cría, este es el primer caso registrado de un grupo de delfines que se reúne para intentar salvar a otro miembro de su especie.