La actividad humana causa la extinción de las plantas y los animales más rápidamente que la evolución, informa el periódico británico The Guardian, citando a uno de los más competentes expertos en el mundo en el ámbito de la diversidad biológica.
Los ecologistas advertieron muchas veces que el mundo se encuentra ahora en medio de la ’sexto gran extinción’, teniendo en cuenta la destrucción de los hábitats, la expansión de enfermedades y el cambio climático. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y los Recursos Naturales (IUCN por sus siglas en inglés) –el organismo que tiene la autoridad de declarar oficialmente las especies en peligrto de extinción- en 2004 publicó datos según las cuales, las especies van desapareciendo hoy en día de 100 a 1.000 veces más rápido que en épocas anteriores, desde que los seres humanos empezaran influir en la naturaleza.
La extinción es una parte de la evolución de la vida, y sólo entre el 2 al 4% de las especies que vivían en el planeta en cualquier época están presentes actualmente. Sin embargo, los estudios comprobaron que normalmente desaparece sólo una de cada millón de especies al año. Hoy en día, cada año se extingue de 100 a 1.000 especies por cada millón. Una situación parecida ocurrió en la Tierra hace 65 millones de años, cuando terminó por completo el reino de los dinosaurios.
Hace poco los científicos tenían la esperanza de que la velocidad de la aparición de nuevas especies superara o por lo menos se igualara a la velocidad con la que estamos perdiendo la diversidad de la vida. Sin embargo, Simon Stuart, quien preside la comisión para la supervivencia de especies de la IUCN, comenta que hemos pasado “casi por cierto” el punto crucial.
Aunque Stuart afirma que evaluar la velocidad de la extinción de las especies es una tarea muy complicada, sostiene que supera la velocidad de la evolución y califica la situación como “inevitable”.
Este año fue proclamado el Año Internacional de la Diversidad Biológica. Se espera asimismo que el informe sobre los sistemas ecológicos y la diversidad económica animará a los gobiernos a asignar más fondos para la conservación.