La propuesta, que parte de Alexánder Bagrov, investigador del Instituto de Astronomía de la Academia de Ciencias de Rusia, y de Mijaíl Kislitsky, jefe del servicio de construcción Arsenal de San Petersburgo, sale a la luz después de que la agencia Federal Espacial rusa, Roscosmos, considerara la posibilidad de construir estaciones en la Luna a partir de materiales locales y objetara que lo que falta es encontrar agua en la Luna.
Bagrov y Kislitsky creen que aunque los datos obtenidos con sondas robóticas aportan indicios de la presencia de cientos de millones de toneladas de hielo en las regiones polares de la Luna, a donde apenas llega el sol, no merece la pena contar con él. Como explican en un informe, "la extracción de agua del regolito congelado sería técnicamente muy difícil" debido a la resistencia que presenta el hielo a bajas temperaturas.
Los investigadores también consideran que si se crearan bases lunares en las regiones polares, éstas se verían privadas de la radiación solar, que podría también ser usada como una fuente de energía. Por ese motivo los científicos proponen capturar pequeños cometas -compuestos en un 80% de hielo- que pasan cerca de nuestro satélite y que, según determinados cálculos, suman al año alrededor de 40.000.
Los científicos
proponen instalar motores de energía solar en los cometas
para poder atraerlos hasta la órbita de la Luna. Una vez allí podría separarse el agua y el metano, dos de los principales compuestos de los cometas.