Ciencias
La otra cara del estrés: en pequeñas dosis puede alargar la vida
Todos parecen estar de acuerdo en que el estrés es dañino para la salud. Sin embargo, el profesor de EE.UU., Howard Friedman, actualizó un estudio de hace casi cien años, llegando a conclusiones inesperadas.
Ya en 1921 Lewis Terman, de la Universidad de Stanford, puso en duda que las personas estresadas vivieran menos.
Terman siguió y analizó las vidas de 1.500 personas, desde su nacimiento hasta su muerte, y estableció una correlación entre el comportamiento y los acontecimientos de la vida de una persona y su longevidad.
El profesor de psicología de la Universidad de California, Howard Friedman, ha dedicado dos décadas de su vida al análisis de este estudio, tiempo durante el que lo ha actualizado para llegar a unos resultados inesperados.
"Las personas que eran más persistentes, más trabajadoras y que lograron más éxitos -con frecuencia las más estresadas- fueron quienes se mantuvieron más sanos y vivieron más", indica Friedman. En cambio, los que apostaron por una vida tranquila, "quienes se dijeron: 'yo no me estreso, me lo tomo con calma, me jubilo pronto', registraron una tendencia más acusada a morir a una edad temprana. Esto fue realmente una sorpresa, porque va en contra de muchos de los consejos que escuchamos", subraya.
El estudio de Friedman revela que la preocupación en pequeñas dosis puede tener efectos positivos. "Ellos [los que vivían con un nivel leve de estrés] trataban de tener hábitos más saludables, fumaban menos y consumían alcohol", explica. El estudio precisa, además, que los más integrados con otras personas y sus comunidades vivieron más.
No obstante, los científicos insisten en recordar que el estrés fuerte o persistente resulta dañino para el organismo humano. En diciembre pasado un estudio dirigido por Safiya Richardson y Donald Edmondson, del Columbia University Medical Centre, reveló que los efectos del estrés persistente pueden compararse a las consecuencias derivadas de fumar cinco cigarrillos al día.
El profesor de psicología de la Universidad de California, Howard Friedman, ha dedicado dos décadas de su vida al análisis de este estudio, tiempo durante el que lo ha actualizado para llegar a unos resultados inesperados.
"Las personas que eran más persistentes, más trabajadoras y que lograron más éxitos -con frecuencia las más estresadas- fueron quienes se mantuvieron más sanos y vivieron más", indica Friedman. En cambio, los que apostaron por una vida tranquila, "quienes se dijeron: 'yo no me estreso, me lo tomo con calma, me jubilo pronto', registraron una tendencia más acusada a morir a una edad temprana. Esto fue realmente una sorpresa, porque va en contra de muchos de los consejos que escuchamos", subraya.
El estudio de Friedman revela que la preocupación en pequeñas dosis puede tener efectos positivos. "Ellos [los que vivían con un nivel leve de estrés] trataban de tener hábitos más saludables, fumaban menos y consumían alcohol", explica. El estudio precisa, además, que los más integrados con otras personas y sus comunidades vivieron más.
No obstante, los científicos insisten en recordar que el estrés fuerte o persistente resulta dañino para el organismo humano. En diciembre pasado un estudio dirigido por Safiya Richardson y Donald Edmondson, del Columbia University Medical Centre, reveló que los efectos del estrés persistente pueden compararse a las consecuencias derivadas de fumar cinco cigarrillos al día.
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