Fenómenos como la caída de meteoritos no son algo inédito en Rusia. El registro más antiguo de la caída de un meteorito en Rusia aparece en el 'Codex laurentian', en 1091, pero no esta descrito con mucho detalle. Sin embargo, en los siglos XIX-XX Rusia experimentó una serie de fenómenos relacionados con meteoros.
El meteorito de Borodino
Es notable por el sencillo hecho de que cayó en la víspera de la famosa batalla de Borodino, el 5 de septiembre de 1812, en el área ocupada por el ejército ruso que se preparaba para la batalla contra las tropas francesas. Desafortunadamente, los detalles sobre las circunstancias del suceso no fueron publicadas.
Originalmente el meteorito pesaba alrededor de 325 gramos y su mayor parte se conserva en el Museo de la Minería de San Petersburgo. La colección de meteoritos de la Academia de Ciencias de Rusia dispone de un fragmento suyo, de 120 gramos de peso.
Siberia Oriental: el bólido de Tunguska
En primer lugar (no solo cronológicamente sino también por la magnitud del caso) está el fenómeno de Tunguska, ocurrido el 30 de junio 1908 (según el nuevo estilo) sobre el territorio de Siberia Oriental cuando en las proximidades del río Podkámennaya Tunguska estalló y voló miles de kilómetros un objeto ígneo. El origen de este fenómeno todavía es una cuestión discutida por los científicos.¿Qué fue ese objeto?, los científicos todavía lo ignoran. Por la escala de la destrucción causada así como por la atmósfera misteriosa que lo rodea, el fenómeno todavía ocupa el primer lugar entre las catástrofes naturales. Afortunadamente, este gran evento ocurrió en una región deshabitada de Siberia y casi no provocó víctimas humanas.
Lamentablemente, debido a las guerras y las revoluciones el estudio de la explosión de Tunguska tardó 20 años en comenzar. Para sorpresa de los científicos, en el lugar del fenómeno no fue hallado ningún tipo de resto del cuerpo caído. La explosión del denominado 'fenómeno de Tungunska' fue equivalente a la explosión de una potente bomba termonuclear y arrasó más de 2000 kilómetros cuadrados de bosque. Muchas teorías se urdieron al respecto, la más aceptada de la cuales sostiene que fue un cometa que explotó antes de llegar a la superficie terrestre.
Lluvia de meteoritos en la provincia de Volgogrado, 1922
Una lluvia meteoritos rocosos cayó el 6 de diciembre 1922 cerca de la aldea de Tsarev, en la actual provincia de Volgogrado. Sin embargo, hasta el verano de 1979 no se hallaron los restos, 80 fragmentos de 1,6 toneladas de peso sobre un área de 15 kilómetros cuadrados. El peso del mayor fragmento es de 284 kilos. Este es el meteorito de piedra más grande que se encuentra en Rusia y el tercero mayor del mundo.
Lluvia de meteoritos en Sijoté-Alin, 1947, Lejano Oriente
Causó un impacto tan grande en la URSS que a esta lluvia de meteoritos férreos le fue dedicado un sello postal soviético en 1957.
El 12 de febrero de 1947 más de 70 toneladas de materia espacial golpearon la Tierra originando decenas de cráteres en el Lejano Oriente ruso, en las inmediaciones de la cresta de Sijoté-Alin. Una bola de fuego deslumbrante fue vista durante el día (en torno a las 11.00, hora local) en la ciudad de Jabárovsk y en otros lugares en un radio de 400 kilómetros.
La caída originó 24 cráteres de un diámetro de 9 a 27 metros y multitud de pequeños cráteres. Resultó ser un bólido que se fragmentó en el aire y cayó en forma de 'lluvia de hierro' en un área de aproximadamente tres kilómetros cuadrados. Todos los fragmentos eran de hierro con pequeñas inclusiones de silicatos. La pieza más grande del meteorito pesa 1745 kg. Por suerte el fenómeno se produjo también en una zona despoblada y nadie resultó herido.
El bólido de Sterlitamak
El penúltimo evento relacionado con la caída de cuerpos celestes del siglo XX ocurrió en la república autónoma rusa de Bashkiria, cerca de la ciudad de Sterlitamak. Una fulgurante bola de fuego fue observada el 17 de mayo 1990 a las 23.20. Testigos oculares informaron de que durante unos segundos se hizo claro como de día, se oyó un trueno, un crujido y un ruido tan fuertes que sacudieron las ventanas.
Casi inmediatamente después fue hallado un cráter de diez metros de diámetro y de cinco metros de profundidad, donde únicamente fueron encontrados dos fragmentos relativamente pequeños de un meteorito de hierro (de seis y tres kilos) y muchos pequeños. Un año después, unos niños que jugaban en los montones de tierra excavada cerca del cráter hallaron la mayor parte del meteorito, de 315 kg.