En las imágenes Mercurio se ve como un globo colorido que presenta una gran variedad de tonalidades que se corresponden con diferentes tipos de terreno. La sonda Messenger orbitó durante dos años el planeta más cercano al sol, que de esta forma contó por primera vez con un satélite artificial.
"A pesar de que su apariencia, desde un punto de vista superficial, es similar a la de la Luna, Messenger ha demostrado que Mercurio es radicalmente diferente de la Luna en todas las características medidas", sostiene David Blewett, el científico de la misión que reveló las nuevas imágenes en la reunión anual de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia en Boston.
Utilizando filtros especiales para separar la luz solar reflejada por el planeta en ocho colores, las imágenes destacan por la variada composición de las rocas en la superficie del planeta.
Las regiones del planeta que reflejan más luz anaranjada son principalmente llanuras volcánicas de lava, mientras que las zonas azules profundas tienden a ser aquellas compuestas por minerales opacos, tales como sulfuro de hierro o sulfuro de calcio, explican los investigadores.
"La historia geológica difiere de la de la Luna o la de Marte y la composición de la superficie es enigmática. De hecho, consta de tipos de roca con la que, en realidad, no tenemos mucha experiencia", confiesan los expertos.