El estudio sobre el medicamento, elaborado por investigadores de la University of British Columbia, en Canadá, señala que, con el fin de difundirse por el cuerpo, el virus de la gripe utiliza una proteína llamada hemaglutinina, para unirse a los receptores de las células sanas. Una vez que ha insertado en la célula su ácido ribonucleico (ARN) y se replica a sí mismo, el virus utiliza una enzima, llamada neuraminidasa, para cortar la conexión y pasar a la siguiente célula sana.
Para este nuevo medicamento, un equipo de científicos de Canadá, Reino Unido y Australia, liderados por el profesor Steve Wither, trabajó con una sustancia química que se adhiere a la superficie del virus, evitando que contagie a otras células.
Wither señaló que, si bien otros antivirales trabajan de la misma manera, este nuevo medicamento, llamado ‘Neuraminidasa’, actúa como si fuera una llave que se rompe y se queda dentro de una cerradura, impidiendo la propagación del virus e inutilizándolo.
No obstante, también señalaron que deberán pasar entre seis y siete años, aproximadamente, antes de que el fármaco pueda comercializarse.
Según los investigadores, el nuevo fármaco resultó efectivo en ratones de laboratorio que fueron infectados con las cepas más resistentes de la gripe, que incluso resistían a los fármacos más potentes como Tamiflu y Relenza.
En cualquier caso, los científicos advierten de que la resistencia del virus ante estos medicamentos se debe en gran parte a la manera en que los usuarios abusan de ellos, ya que los virus ‘aprenden’ a evitar los efectos de los fármacos a fuerza de exponerse a ellos.
La Organización Mundial de la Salud estima que la gripe afecta a entre tres y cinco millones de personas en el mundo cada año, causando entre 250.000 y 500.000 muertes. En algunos años de pandemia, la cifra se elevó a varios millones de personas