Con este término los especialistas en emergencias denominan el estrecho espacio que se forma al derrumbarse un edificio al lado de un mueble, sea un armario o un sofá. Un segundo lado del triángulo es el suelo y el tercero es cada vez una incógnita: el techo u otro mueble que se caiga encima.
¿Dónde está el 'triángulo' prometido?
Los que estaban en el interior de varios edificios colapsados y los que vieron centenares de casos son unánimes en sus observaciones: en los temblores como el de Chile, sucedido en 2010, quienes intentaron protegerse debajo de una mesa, dentro de un armario o un cajón, murieron aplastados por los escombros. El cien por cien de los casos donde hubo supervivientes se debió a que la víctima se apretó contra la pared exterior o un mueble.
Son tristemente conocidos los casos del fallecimiento de todos los alumnos que buscaron refugio de forma organizada bajo su respectivo pupitre. Las partes metálicas de esos mismos pupitres les causaron lesiones fatales.
Siempre que se venga abajo un edificio, dicen los socorristas experimentados, el peso del techo cae sobre los objetos o muebles aplastándolos, pero queda un reducido espacio vacío justo al lado de ellos. Cuanto más grande, más pesado y sólido sea el objeto, menos se va a compactar.
No olvide de abastecerse de agua
En las regiones con alto riesgo sísmico se suelen guardar envases de agua en los dormitorios y en cada habitación donde hay personas: es un producto básico de urgencia para esquivar a la muerte en el derrumbe de una casa. Otro objeto de primera necesidad es una manta: hay que cubrirse con ella inmediatamente después de ocupar un 'triángulo de la vida'.
No traten de salvar a su próximo
No se debe regresar al edificio para rescatar a alguien instantes después de que los temblores dejen de sentirse: pueden y suelen haber réplicas que son muy peligrosas, incluso cuando sean de magnitud mucho menor que el terremoto principal. El edificio afectado puede derrumbarse en cualquier momento, sepultando al que acude al 'rescate' y al 'rescatado'.
Si un temblor le sorprende por la noche
A menudo la actividad telúrica sorprende a sus víctimas en sus camas en plena noche. En este caso no hace falta buscar una mesa o bajar la escalera para abandonar el edificio. Al contrario, eso es lo que no se debe hacer. Simplemente ruede hacia el suelo, sugieren los profesionales, un espacio protegido existe ya alrededor de la cama.
El método funciona igualmente en las casas construidas de madera, en las de ladrillo y prefabricadas, aunque la posibilidad de salvarse disminuye gradualmente en esta sucesión. En los edificios prefabricados con muchas plantas puede funcionar un método comúnmente conocido, pero discutible: los umbrales de las puertas ofrecen su protección siempre que estén en los muros cargueros. Si se vienen abajo todas las estructuras horizontales, éstos lo evitarán por los pilares. Pero no será fácil mantener el equilibrio dentro de un edificio oscilante en medio de toneladas de escombros cayendo por detrás y por delante.
Si le sorprende en un viaje o en la calle…
Los hoteles situados en las zonas de peligro sísmico tendrían mayor cantidad de sobrevivientes si hubieran colocado en las puertas de cada habitación un cartel informativo más, aseguran los especialistas en emergencias. En él, dicen, se debe explicar que si acaece un seísmo, los viajeros deben acostarse al lado de la cama hasta que los temblores cesen.
Fuera de un edificio el principio es el mismo: buscar un 'triángulo' seguro. El que esté dentro de un coche, podría salir del mismo y colocarse a su lado. Caiga lo que caiga sobre el auto —un poste, un viaducto, un puente— siempre dejará un espacio vacío a sus lados. A su vez, los peatones que están junto a ese tipo de infraestructuras, deben abandonarlas lo más pronto posible.
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