Los investigadores han llegado a la conclusión de que en los planetas que orbitan alrededor de estrellas moribundas se podría detectar oxígeno con mayor facilidad que en un planeta similar a la Tierra que orbite alrededor de una estrella similar al Sol.
Dado que una enana blanca es mucho más pequeña y más débil que el Sol, un planeta cercano a ella podría tener muchas posibilidades de ser habitable, con agua líquida en su superficie. Según los expertos, para que esto sea posible debería tratarse de un planeta que diera una vuelta completa a la enana blanca una vez cada diez horas a una distancia de cerca de un millón de kilómetros.
"Por lo tanto, alrededor de la enana blanca podría formarse un planeta a partir de restos de polvo y gas [lo que se conoce como un mundo de segunda generación], o migrar hacia el interior desde una distancia mayor", señala el autor principal del estudio, Avy Loeb, teórico en CfA y director del Instituto de Teoría y Computación.
El equipo de investigadores estima que un estudio de las 500 enanas blancas más cercanas podría detectar uno o más planetas habitables en la próxima década.