El enemigo está en una pantalla gigante y un efectivo equipado tal y como si estuviera en medio de un campo de batalla debe detectarlo y acertarlo con armamento real. En otras palabras, las balas no necesariamente van a donde el 'jugador' las quiere dirigir y un enemigo no deja de combatir cuando le alcanzan. Igual que en la vida real, las misiones suelen durar muchas horas, mientras que el propio combate, unos cuantos minutos. Si el soldado cambia de posición, la imagen reacciona de inmediato y da otro ángulo de vista.
Una de las primeras tecnologías probadas en DCC fue un innovador visor inteligente para un rifle, diseñado para colocar ante la vista del efectivo datos en luz infrarroja transmitidos por diferentes sensores y hacer que los blancos se destaquen contra un fondo. El visor muestra, además, información suministrada por los sistemas de vigilancia o por otros miembros de la unidad militar. Lleva incorporado, además, un software que permite trazar la ubicación de tropas aliadas y otro que da detalles climáticos: temperatura, viento, nubosidad, etc.
El fin de la prueba fue verificar si un soldado de verdad necesita toda esta información o al intentar estar al tanto de tantos datos a la vez puede olvidarse de disparar. En otras palabras, el DCC permitió analizar diferentes configuraciones e identificar la selección óptima de funciones necesarias para una batalla real.