Un grupo de investigadores de la Escuela Politécnica Federal de Suiza, encabezados por David Garcia, estudiaron la red social Friendster, que en el pasado gozó de mucha fama antes de perder a sus usuarios.
Registrada en 2002, en sus tiempos mejores fue una de las plataformas sociales más populares y contaba con alrededor de 100.000 usuarios. Pero en 2006 ya estaba medio muerta en el territorio de EE.UU. y logró sobrevivir varios años más gracias a los usuarios del Sur de Asia. En 2009 el cambio del diseño definitivamente puso fin a la red social y en 2011 Friendster fue transformada en un portal social de juegos.
Estudiando el ejemplo de Friendster los investigadores llegaron a la conclusión de que la principal causa del éxodo de usuarios fue el incremento de costes, es decir, de tiempo y esfuerzo para el mantenimiento del perfil.
Los investigadores señalan que a pesar de que en 2009 Friendster todavía tenía decenas de miles de usuarios, los lazos que los unían a la red no eran muy fuertes. Muchos de los usuarios no estaban conectados a un gran número de otros miembros de la red y la gente que tenían en su lista de amigos tampoco podía jactarse de una larga lista de amigos virtuales. Entonces los usuarios resultaron estar ligados a la red tan frágilmente que el trámite de familiarizarse con el nuevo diseño y otras novedades no les merecía la pena.
Según los investigadores, la receta de una red social exitosa es saber proporcionar equilibrio entre "los beneficios y los gastos" a los que hacen frente los usuarios. El ‘corazón’ de una red de éxito son los grupos de usuarios, llamados 'K-cores', que no solo tienen muchos amigos virtuales sino que son “resistentes a los cambios y tiene influencia social”, según explica Garcia. Una vez que los K-cores salieron de Friendster, la red quedó condenada a muerte.