Investigadores estadounidenses aseguran que están a punto de anunciar esta noticia, en un artículo publicado en la revista 'Geophysical Research Letters'.
“Parece que la Voyager-1 ha dejado o está a punto de dejar la región dependiente del impacto solar; los datos obtenidos por la sonda muestran características de hidrógeno y helio que supuestamente se observan en el medio interestelar", explicó Bill Webber, investigador de la Universidad de Nuevo México.
La heliosfera, según informa la Unión Geofísica Americana (AGU), es una región del espacio todavía dominada por el Sol y por su viento de partículas de energía que se parece a una burbuja. Más allá comienza la zona interestelar independiente del campo magnético o de una corriente de partículas cargadas procedentes del Sol.
Según los científicos, el 25 de agosto de 2012 la sonda, que estaba en ese momento a una distancia de 121,7 unidades astronómicas (radio medio de la órbita de la Tierra) del Sol, por primera vez sintió cambios agudos en el flujo de los rayos cósmicos de origen diferente. A los pocos días, el flujo de protones y partículas alfa con energías de 1,9-2,7 megaelectronvoltios (MEV) provenientes del Sol, cayó en entre 300 y 500 veces. A la vez, la intensidad de los rayos cósmicos galácticos se duplicó.
"En unos días, la intensidad de la radiación heliosférica ha disminuido y la intensidad de los rayos cósmicos ha aumentado, lo que esperábamos que sucediera en el campo interestelar", dice Webber, citado en un comunicado de la American Geophysical Union (AGU).
Sin embargo Bill Webber también ha reconocido que la ubicación real de la sonda espacial -ya sea en el espacio interestelar o simplemente en una región desconocida más allá del Sistema Solar- sigue siendo motivo de debate.
La NASA, de hecho, niega cualquier dato que garantice que la Voyager-1 haya dejado ya el Sistema Solar, una información que fue publicada por varias fuentes.
La Voyager-1 fue lanzada el 5 de septiembre de 1977 como parte de un proyecto para estudiar el Sistema Solar exterior. La tarea inicial fue el estudio de los planetas gigantes y sus satélites y los investigadores utilizaron la sonda para analizar los límites del Sistema Solar.
La sonda se convirtió en la primera unidad que fotografió en detalle los satélites de Júpiter y Saturno. Además, Voyager-1 con su 'gemela', la Voyager-2, ayudaron a los científicos trazar la 'cuna estelar' de la Vía Láctea y evaluar otros parámetros de formación de estrellas en nuestra galaxia.