Observando el vuelo de los pájaros, el equipo se percató de que las aves no frenan cuando se lanzan en picado a por una presa y la agarran, sino que simplemente, echan hacia atrás sus patas y cierran las garras.
Siguiendo este principio, el equipo desarrolló una garra de termoplástico compuesta por tres dedos (fabricada mediante impresión 3D) y con una piel de goma que mejora su adherencia, lo que le permite recoger una amplia variedad de objetos.
Para mejorar su capacidad para recoger objetos cuando viaja a gran velocidad, los investigadores dotaron a la garra de un brazo giratorio, imitando a un águila que saca sus garras y se echa hacia atrás al abalanzarse sobre su presa, reduciendo la velocidad relativa entre ella y su objetivo.
El brazo giratorio va acoplado al centro del drone, para no afectar a su estabilidad en vuelo. Asimismo, con la idea de mejorar el diseño, el equipo de investigadores dotó al drone de la capacidad de redistribuir su carga, en caso de que esta afecte a la estabilidad del vuelo.
Sus inventores trabajan ahora para "lograr un silencio absoluto en las operaciones de sigilo" y "mejorar su tiempo de vuelo estacionario".