Los seres vivos lacustres están muy atentos a los cambios de la constitución química de su hábitat, confirmaron los investigadores del Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente mostrando su preocupación por el fenómeno. Por ello comprobaron el contenido del carbono y fósforo en el lago Mascardi, en el Parque Nacional Nahuel Huapi de Argentina.
Este lago tiene forma de 'V': un brazo se alimenta por el río Manso superior, que nace en el glaciar Manso, del Cerro Tronador, por eso su agua contiene arcilla. El otro brazo se nutre solamente del agua de la vertiente del Cerro Catedral, por eso su agua está más limpia.
“Nuestra hipótesis se basó en que en aguas más cristalinas, donde hay más luz solar, encontraríamos especies que requieren más carbono y que en aguas con más sedimento del glaciar vivirían en mayor cantidad los especímenes que requieren más fósforo para su desarrollo”, explica Esteban Balseiro, uno de los autores del trabajo. El carbono es fijado por el fitoplancton al utilizar la energía de la luz solar por medio de la fotosíntesis.
Comparando la calidad de la ‘población’ de ambos brazos, los científicos encontraron una abundancia de pulgas de agua (especie Daphnia commutata) en las aguas turbias y Boeckella gracilipes en las aguas cristalinas.
Con los glaciares derritiéndose por calentamiento global, los lagos seguirán recibiendo una gran cantidad de sedimentos, por lo que se verán favorecidas las especies que requieren fósforo y no tanta luz, como las pulgas de agua, subrayan los biólogos.
Los científicos señalan que este tipo de investigaciones permite predecir cambios en las
comunidades lacustres debido al proceso del calentamiento global. La investigación ha sido publicada en la revista 'Global Change Biology'.