La estrategia elaborada por los astrónomos se basa en la técnica de microlente gravitacional. El método supone la búsqueda de objetos espaciales sirviéndose del efecto que aparece cuando, de acuerdo con la teoría general de la relatividad, los rayos de luz de las estrellas se desvían cerca de un objeto con una masa grande (de un planeta).
Los planetas del tamaño de la Tierra que se encuentran a una distancia significativa de la luz de las estrellas son casi imposibles de detectar con el uso del método de tránsito, el que actualmente aplica el telescopio Kepler y con el que ya se descubrieron alrededor de 17.000 millones de planetas similares a la Tierra en la Vía Láctea.
La misión de la sonda Kepler, que fue puesta en órbita en marzo del 2009, tiene como objetivo detectar los planetas análogos a la Tierra que orbiten estrellas similares a nuestro Sol en una zona 'habitable'. El telescopio captura el descenso del brillo de las estrellas cuando los planetas pasan entre ella y la Tierra. El método de tránsito utilizado en investigaciones de exoplanetas se considera el más común, junto con el método Doppler.
En el reciente estudio publicado en la revista 'Monthly Notices of the Royal Astronomical Society', los astrónomos formularon la idea de combinar los datos recibidos desde Kepler con los revelados con el uso de la técnica de microlente gravitacional.
Los autores de la investigación, que realizan sus observaciones en el Observatorio Mount John en Nueva Zelanda, afirman que cruzar los dos métodos permitiría localizar planetas que se encuentran en órbitas que van desde 0,5 a 10 unidades astronómicas (la distancia de la Tierra al Sol), lo que aumentará considerablemente la cantidad de posibles 'gemelos' de nuestro planeta.